Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».
Luis Alberto de Cuenca. El desayuno
Alba.
Ummm... esto me recuerda al verano cuando ya en casa, después de meses fuera de ella, tomo el "brunch" los domingos con la mejor compañía del mundo (mi madre). Siempre puntuales a nuestra cita ineludible, a las 11:00 en la terracita para, mientras ella le el periódico, yo contarle mis batallitas de sábado-noche.
ResponderEliminarY todo esto porque el título me ha recordado al olor a café y tostadas jijijijij