domingo, 27 de febrero de 2011

Cada nota susurrada en el viento.

Para Marta y Celia: por todos los maravillosos recuerdos que tenemos juntas y los que nos quedan por construir (Y las demás: no os pongáis celosas, que también os quiero). Siento no poderos dar nada mejor pero es que, simplemente, no soy genial.

Supongo que esta tarde se parece un poco a aquélla... aquella otra tarde en la que Celia, Marta y yo, con los patines en lo pies, dejábamos pasar el tiempo, imaginando que no había nada que hacer, sólo respirar caminar y mirar. Dejábamos que el Sol nos colorease las mejillas, tan pálidas tras los encierros de estudio. Y contemplar; contemplar la nada, porque no había nada que hacer.

En realidad, esta tarde no se parece en nada a aquélla. Puede que sea sólo el Sol, primer vestigio de la primavera, el único rasgo que comparten. Entonces las tenía a ellas y hoy, no hay nadie a mi lado. Además, allí respirábamos ya un marzo consolidado, mientras que ahora no tengo más que los rayos de un volátil febrero que me susurra que mañana lloverá.

Pero tampoco hay nada que hacer. Así que aquí estoy, en mitad de la Plaza de España, tirada en el césped, viendo parejas y grupos d adolescentes. Tiene algo especial la gente que la hace tan igual, tan diferente.Todos marchando plaza arriba, plaza abajo; todos ríen, suspiran, besan, lloran, todos escriben, dudan, eligen, caminan, tartamudean y, a veces, incluso hasta viven. Todo lo que hacen lo hicieron otros mucho antes.

Cuando eres adolescente, siempre piensas que eres el primero que descubre el mayor logro. El primero que anda sobre la superficie de la Tierra. Después, te miras y te ves tan pequeño y a todo el mundo, tan distante. Entonces, te angustias y quieres destruirlo todo: talar los árboles, rasgar las telas, explotar las (es)culturas, minar lo campos. Y arañarte la piel para que sólo los restos de sangre bajo tus uñas sean prueba de que queda alguien vivo.

Porque eso es lo que quieres, que al abrir tu boca lo único que se oiga sea un rugido tal que inunde las nubes; que, como un relámpago, vierta su destello eléctrico para que nadie se olvide de que, una vez, estuviste vivo. Pero no te hagas ilusiones, porque eso es lo que persigue todo el mundo.

Empieza a hacer frío; menos mal, porque estamos en febrero. Así que no me preocupa, pero me devuelve a la realidad. La luz es espléndida, maravillosa -es más, estupendérrima-, tanto como sólo Madrid sabe recoger sobre sus muros. No he visto nunca tantas sombras, tantos claros, tantos reflejos ni colores como en un soleado día de invierno.. Reside ahí la trampa, pues anoche a media tarde, y convierte la luz en un efímero fenómeno de febrero, más frágil, más puro, más bello, pero fugaz.

Y los cielos... No estoy preparada para morir. No todavía. Supongo que es porque soy joven, pero no sólo mueren los viejos. Y pensar en mi muerte, ahora, me recubre de miedo. Quiero vivir, quiero vivirlo todo. Quiero leer y que me lean; oír y que me oigan; reír cada risa que me espera; saber tanto como pueda; amar a cada ángel que me quiera.


Quiero aspirar cada nota susurrada en el viento.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Basado en una historia real (I)

INT. FARMACIA - DÍA

Una común farmacia de barrio con sus estanterías blancas  y botes de cerámica en las baldas más altas.  DOS CHICOS se despiden de la FARMACÉUTICA, de unos cuarenta años bien llevados, morena, vestida con una bata blanca y siempre alegre, mientras una SEÑORA se acerca al mostrador. Entra ENTROPÍA, no más de veinte años, lleva un abrigo azul y acarrea con bolsas de la compra, saluda con una sonrisa.

Entra un CHICO, alto, joven, viste en chándal y lleva un patinete bajo el brazo, tiene un aspecto desaliñado y lleva pendientes dorados con forma de aro, tiene una actitud nerviosa, no para de dar pequeños saltos.



CHICO
Hola

LAS TRES se giran y le saludan. El CHICO se acerca a a las estanterías y empieza a mirarlas con detenimiento. ENTROPÍA lo mira con cara de póquer.

La SEÑORA  se despide, se dirige hacia la puerta, ENTROPÍA se acerca al mostrador.

FARMACÉUTICA
Dime

ENTROPÍA
Quería ibuprofeno y ...

CHICO
(Nervioso)
Perdona.

El CHICO se acerca al mostrador mientras ENTROPÍA y la FARMECÉUTICA lo miran espectantes.

FARMACÉUTICA
¿Sí?

CHICO
¿Podrías decirme...? (A ENTROPÍA) perdona, eh 
(A la FARMACÉUTICA) ¿podrías decirme cuánto tiempo
tiene esto?

El CHICO busca en un bolsillo. Deja sobre el mostrador un teléfono móvil totalmente destrozado, con arañazos y al que le falta la tapa de la batería.

La FARMACÉUTICA y ENTROPÍA se miran con los ojos como platos.

FARMACÉUTICA
¿Cómo...cómo dices?

CHICO
Sí, que cuánto tiempo le echas a esto

FARMACÉUTICA
Pues es que... yo no sé (A ENTROPÍA)¿Tú no 
sabrás si...?

CHICO
No, no. (Señala el móvil) A la foto

FARMACÉUTICA
¿¿Cómoooooo??

La FARMACÉUTICA coge el móvil, se lo acerca, mira la pantalla.

FARMACÉUTICA
Pues... es que, esto yo no te lo puede decir, te lo tendría
que determinar un especialista.

La FARMACÉUTICA le dedica una sonrisa y una mirada cómplice a ENTROPÍA

FARMACÉUTICA
Porque claro aquí se ve el feto ya formado, con 
su cabecita y sus pies

ENTROPÍA abre los ojos muchísimo demostrando asombro. La FARMACÉUTICA la mira riéndose, le enseña el móvil en cuya pantalla se ve la ecografía de un feto.

CHICO
Pero vamos, que más de dos meses, seguro ¿No?

FARMACÉUTICA
(Entre risas, le tiende el móvil)
Pues... es que no lo sé. Tendrías que ir al ginecólogo

CHICO
(Guardándose el móvil)
Bueno, pues muchas gracias.

El CHICO se dirige hacia la salida.

FARMACÉUTICA Y ENTROPÍA
¡Hasta luego!

CHICO
Eh...Adiós 

La FARMACÉUTICA Y ENTROPÍA se miran riéndose.

ENTROPÍA
¿Qué ha sido esto?

FARMACÉUTICA
Bueno, hija... si lo que no nos haya pasado ya...
Ibuprofeno ¿Verdad?

La FARMACÉUTICA se marcha hacia las estanterías


lunes, 7 de febrero de 2011

Instrucciones para lavar la ropa

INSTRUCCIONES PARA LAVAR LA ROPA:

1.-Separar la ropa blanca y la de color

2.-Si es blanca:

2.1.1.-Muy sucia: Programa número 1 ('Con prelavado')
2.1.2.-Poco sucia: Programa número 2 ('Con prelavado, pero más corto')

2.2.-Abrir el cajetín


2.3.-Echar un tapón de detergente en el compartimento del medio
2.3.1.-Comos e trata de un programa blanco (1 y 2), se echa un segundo tapón en el compartimento de la derecha

2.4.-Se elige la temperatura en función de la suciedad:
2.4.1.-No sucia: 30ºC
2.4.2.-Ropa interior: No más de 60 ºC
2.4.3.-Toallas: hasta 80ºC
2.4.4.-Trapos: 90ºC

2.5.-Se pulsa el botón de encendido (forma de elipse). Deben encenderse todas las luces. Cuando parpadee el botón de apertura (dibujo de un candado), se puede aceptar el programa en el botón de arranque (Rombo)

2.6.-Al terminar el proceso de lavado, podrá abrirse la compuerta cuando empiece a parpadear el botón de apertura.

2.7.-Una vez apagada la máquina, subir el botón de temperatura a su posición inicial

3.-Ropa de color

3.1.-Siempre en el programa número 3
3.2.-En frío
3.3.- Se verterá un único tapón de detergente en el compartimento del medio

4.-Jerséis de lana

4.1.-Programa número 5
4.3.-En frío
4.4.- Un tapón de detergente en el compartimento del medio

5.-Prendas delicadas
5.1.-Programa número 6
5.2.-En frío
5.3.-Un tapón en el compartimento del medio

6.-Programa rápido
6.1.-Programa número 11
6.3.- En frío
6.4.- Un único tapón en el compartimento de en medio


viernes, 4 de febrero de 2011

"A la gente le encanta pensar"


      "Hay quien dice que el público no quiere pensar, sino que prefiere que le den las cosas ya masticadas. Eso son chorradas. A la gente le encanta pensar. Todos somos detectives, tenemos capacidad para prestar atención y sacar nuestras propias conclusiones. Y eso es francamente bueno". 



David Lynch

miércoles, 2 de febrero de 2011

Lo anuncios de Puleva me afectan.

Esta noche he soñado que un niño de siete años más alto que yo me agredía...Los anuncios de Puleva me afectan.